SIN CICATRICES.

SIN CICATRICES,
entonces,
sin nada que nos transforme,
fijos y camuflados y escondidos,
encerrados entorno a la imagen de lo “igual”.

SONREIMOS a nuestra sonrisa,
que sin razón aparente no nos pertenece,
sin narrativa propia y por adición,
sin una clara voluntad,
saltamos a una corriente ajena,
a la híper-aceleración de la imagen sin contenido,
es el ruido atroz que no nos permitirá movernos como hombres,
imprevisibles y de intuición más allá de la lógica.

SIN CICATRICES,
entonces,
sumidos en un estado de muerte positiva
vinculada directamente a la única voluntad del juego,
la de reducirnos a lo previsible,
a lo lógico,
al solamente provecho propio,
al no-ser,
sino a lo “igual”.

Del COLAPSO del hombre con el hombre, en este,
nuestro con-texto de lo positivo por lo positivo,
donde la emoción es anulada,
es de ahí donde surgirán los verdaderos monstruos.

¡GANEMOS NO SÉ EL QUE!

ASFIXIEMONOS en la voluntad de cerrar toda grieta de escape,
ya sin poder fracasar sólo me queda camuflar mis cicatrices y
exhausto, esquizofrénico,
sonreír sin razón alguna …